MÁS UNIDAS QUE NUNCA

¿Y quien hubiera pensado que viviríamos una pandemia de esta magnitud? Algunas trabajando desde nuestras casa tratando de compatibilizar trabajo, cuidados niños, y otras, con menos oportunidades, tratando de sobrevivir. Hemos presenciado como la emergencia sanitaria ha calado profunda y dramáticamente a las mujeres, precarizando aún más sus vidas, sometiéndolas a antiguas y nuevas formas de violencia, afirmando un retroceso de al menos 10 años en la brecha de género por la cual con tanto esfuerzo se venía trabajando.

La Asociación de Magistradas Chilenas no es ajena a esta realidad y considerando nuestro compromiso con la promoción y defensa de los derechos de las mujeres, iniciamos la pasada Conferencia tratando el tema de “Mujeres en Pandemia”, no sólo para hacer un diagnóstico, sino también para compartir buenas prácticas sobre el acceso a la justicia de las mujeres en este difícil período, especialmente en lo que violencia de género se trata.

La pandemia también nos mostró cómo los roles de cuidados, carentes no sólo de valoración cultural sino que además de apreciación económica como un real aporte de trabajo –atendida la naturalidad como se lo ha asignado al rol de las mujeres-, nos ha mostrado padres indolentes con las obligaciones para sus hijos, provocando largas filas de mujeres madres, demandado el pago de aquellos cuidados de los cuales se sienten ajenos y más aun irresponsables.

Estos temas, por cierto, seguirán estando en la agenda de nuestra organización, visibilizando los derechos humanos de las mujeres y trabajando por su reconocimiento en todos los ámbitos públicos y privados, sociales y culturales, políticos y laborales y en todo espacio donde aquellos estén siendo vulnerados y sea necesario avanzar, haciendo hincapié que desde nuestra formación jurídica, podemos lograr la deconstrucción de nuestra sociedad patriarcal y su normativa androcéntrica que no hace más que perpetuar los cánones de discriminación, ignorando la dignidad de las mujeres, tan humana como la de los hombres.

Pero no abandonaremos el momento histórico de ser protagonistas de una nueva Constitución, donde las mujeres estemos presentes como sujetos políticos y, por lo tanto, como ciudadanas de pleno derecho. La corrección de esa ausencia es uno de los ejes centrales de nuestro trabajo, fundando como pilar del edificio constitucional, el principio de paridad.

Las y los invitamos a participar activamente de nuestra Asociación, remitirnos sus trabajos, ideas y por cierto, también las críticas, participando de nuestras actividades y promoviendo el derecho fundamental de igualdad, considerado no sólo como un principio jurídico, sino también como un valor ético al que debe aspirar nuestra sociedad.

Abrazos sororos.

Por Carola Rivas Vargas, Nueva Presidenta de las Magistradas Chilenas MA_CHI

EMPÁTICA, SOLIDARIA Y CONSCIENTE DE LA OTREDAD EN EL USO DEL DERECHO

Por Francisca Zapata García, presidenta y Carolina Garrido, secretaria
Asociación de Magistradas Chilenas MA_CHI

Estas palabras de Catherine Mackinnon representan nuestras aspiraciones como asociación y en particular el empeño de este directorio que se despide.

Esas palabras, representan ideas que vale la pena reclamar y recuperar para el espacio en que nos desempeñamos. Y es que el derecho, en particular el litigio en tribunales, el proceso, es visto como un ambiente hostil donde se enfrentan adversarios por intereses opuestos que muchas veces incluso buscan anularse, pero el derecho no es eso o más bien, no tiene por qué serlo.

Esa es la imagen, si se nos permite, patriarcal del derecho y del proceso, una imagen que reproduce la cultura dominante en la que solo se gana cuando el otro pierde. Pero quienes trabajamos con vocación en el sistema de justicia, sabemos que la realidad escapa a esa representación y sobre todo, sabemos que es posible y necesaria esa mirada consiente, empática y solidaria de la que hablo.

Es cierto que existen buenas razones para desconfiar del derecho con todas sus pretensiones de neutralidad y objetividad, que han demostrado ser más bien una ilusión, una promesa no cumplida y hasta en algunos casos una trampa para las mujeres. Un instrumento que sirve a la mantención del antiguo régimen, como nos gustaría que alguna ves pudiéramos llamar de verdad, a la sociedad patriarcal.

Es una paradoja, pero así como es una herramienta de control, el Derecho con mayúscula es también un instrumento transformador y útil en nuestra disputa por la igualdad entre mujeres y hombres, por la igualdad dentro de la diferencia, por la igualdad teniendo en cuenta la diferencia, sobre todo la diferencia de poder y estatus.

Y por último, nada sacamos nosotras con despreciar el derecho, porque es la herramienta con la que trabajamos. Juezas, fiscalas, defensoras, abogadas, funcionarias del sistema de justicia, para todas nosotras el derecho y la ley son nuestros suministros diarios, la materia con la que debemos trabajar, así que más nos vale conocerlo y darle un uso apropiado.

Cuando hablamos de darle contenido a ese uso apropiado, hablamos por supuesto de las usuarias del sistema, en las mujeres que han debido acudir a un tribunal buscando una solución a sus problemas jurídicos, pero también vitales. Nosotras, en nuestra calidad de juezas podemos ser una parte del circulo virtuoso que las ayude a solucionar sus conflictos o podemos, por el contrario, contribuir a empeorar su situación, re victimizando, dado soluciones ineficientes, inaccesibles o de papel.

Y no es que tengamos nosotras que abocarnos a la resolución de problemas sociales, no es eso a lo que se apunta, solo señalamos lo que es de nuestra competencia, por que ahí hay mucho que hacer aún y parte de ese quehacer necesario comienza por mirar a la persona que tenemos al frente, aplicar el derecho pensando en el sujeto no es una postura política o ideológica, es lo que el derecho nos demanda, aplicar perspectiva de género, interés superior del NNA, aplicar un enfoque basado en los derechos humanos, eso es en definitiva hacer un uso empático, solidario y consiente.

Y no es que en estas líneas queramos darles un discurso sobre lo que tienen que hacer, se que lo saben. Todas quienes estamos presentes y formamos parte de esta asociación lo sabemos, más bien al contrario, lo que se pretende es realzar nuestra labor, ponerla en el lugar que corresponde, porque en este trance en el que nos encontramos nosotras y el mundo, en que parece que hay quehaceres más importantes y preocupaciones más vitales, creemos que es necesario reafirmar el valor de la justicia y con ello nuestro propio valor.

Y quisiéramos seguir empleando las palabras propuestas al inicio, apropiarnos de ellas también en el uso que podemos darles dentro de nuestra propia organización, en la forma en que nos relacionamos y que enfrentamos nuestros objetivos como Asociación de Magistradas Chilenas.

Es claro que compartimos una conciencia común, eso es en parte lo que nos motiva como asociación y nos reúne hoy acá, existe un esfuerzo por un aprendizaje colectivo, compartido, una búsqueda genuina por hacer una contribución, por generar un cambio. Eso es lo que nos mueve.

La importancia de este espacio colectivo, de esta asociación a la que pertenecemos, no deriva solo de la fuerza que da el conjunto, por supuesto que eso tiene no poco valor, sobre todo cuando se trata de una asociación que se plantea desde las reivindicaciones de género. Pero más importante aún, es la posibilidad de diálogo y aprendizaje que abre un espacio como este. Un dialogo abierto y horizontal, una conversación instructiva y transformadora, capaz de expandir la conciencia, como tan acertadamente planteaba Riane Eisler, porque tampoco queremos convertirnos en una agrupación de personas donde todas piensan lo mismo y adhieren a una especie de dogma. Hay lugar aquí también para la disidencia.

Lo anterior, no implica que no estemos de acuerdo en ciertas ideas básicas, por eso somos una colectividad, pero lo que interesa recalcar ahora, sobre todo ahora, es la necesidad del dialogo y su contribución, porque la necesidad de hablar ante otros, no es solo la necesidad de ser escuchada, es sobre todo la necesidad de recibir una respuesta, una respuesta que confronta, que problematiza, que modifica, que matiza, que afirma. Todas esas respuestas son parte del dialogo necesario y nuestro interés es que todas formemos parte de esa conversación y nos sintamos llamadas a intervenir. Nuestro interés, es que partamos por nuestra casa, reconociendo y valorando también entre nosotras esa otredad que mencionamos al inicio. Las mujeres sabemos mucho sobre eso, somos el otro, lo diferente, el segundo sexo, tenemos una condición de alteridad que podemos trasformar en fortaleza.

Y este intercambio abierto de ideas, valores y esperanzas aparece muy importante en el marco de la inminente discusión constitucional que se nos avecina y en la que debemos participar, individualmente como ciudadanas, como juezas integrantes de la judicatura y también como parte de esta organización, una organización que ha tomado como suya la aspiración y necesidad de la paridad, apuntando al horizonte de una democracia paritaria, que aspiramos a que sea un principio instituido en el nuevo pacto social.

La construcción de esa democracia paritaria, supone, por cierto, la distribución paritaria de los cargos públicos, un objetivo en el que nosotras hemos trabajado desde la Quinta Conferencia del año 2018, instando por lograr la paridad en el sistema de justicia. Y es que todas conocemos la realidad actual: si bien existe paridad en la base, a medida que subimos en la pirámide de poder lo que aparece es una brecha notable que debemos superar. Pero la democracia paritaria es algo aún más grande, pues convoca a un nuevo contrato social, con un nuevo equilibrio de responsabilidades compartidas entre hombres y mujeres y que implica cambiar la realidad y hacernos con ese poder social que nos ha sido esquivo. Con esa parte del poder que nos corresponde como la mitad de la población.

Poder ¿para qué?

Poder no para imponer nuestra visión del mundo, sino para hacer de nuestras experiencias -la experiencia de la mujeres- una visión válida. Y volvemos al inicio, poder para, entre otras cosas, validar el derecho como una herramienta que puede y debe ser usada preferentemente de forma colaborativa, empática, solidaria y consiente de la otredad.

Francisca Zapata García, presidenta y Carolina Garrido Acevedo, secretaria
Asociación de Magistradas Chilenas MA_CHI

SÉPTIMA CONFERENCIA ASOCIACIÓN MAGISTRADAS CHILENAS

HACIA UNA DEMOCRACIA PARITARIA

El día viernes 31 de julio 2020 se celebró la Séptima Conferencia de la Asociación de Magistradas Chilenas MA_CHI, cuyo tema central fue HACIA UNA DEMOCRACIA PARITARIA.

Un primer Conversatorio discurrió sobre el Informe en Derecho “EL PRINCIPIO DE PARIDAD DE GÉNERO EN EL PODER JUDICIAL” realizado por la académica Yanira Zúñiga, quien presentó su trabajo a la luz de una entrevista realizada por la Presidenta de la Asociación de Magistradas Chilenas, la jueza Francisca Zapata. (Visitar Botón Boletines)

Un segundo Conversatorio trató el tema de “ACCESO A LA JUSTICIA DE LAS MUJERES EN TIEMPOS DE PANDEMIA”, en el cual participó la jueza de familia Ximena Boglio y la Fiscal Adjunta Gabriela Cruces.

Se rindió la cuenta de la actividad del último año a través de un video que condensa las principales actividades. (Visitar Botón Video)